Home
>
Economía Global
>
De la fábrica al robot: la automatización y sus consecuencias

De la fábrica al robot: la automatización y sus consecuencias

03/11/2025
Fabio Henrique
De la fábrica al robot: la automatización y sus consecuencias

La automatización ha recorrido un largo camino desde sus primeros inventos mecánicos hasta los robots inteligentes de hoy. Comprender este viaje es clave para valorar sus repercusiones en la economía, el empleo y la sociedad.

Evolución histórica de la automatización

Antes de que existieran los robots, el ser humano ya ideaba mecanismos capaces de liberar trabajo manual. Molinos de agua y de viento, relojes mecánicos y autómatas de la antigüedad sentaron las bases para pensar en máquinas que funcionaran sin intervención constante.

Con la Primera Revolución Industrial (siglos XVIII–XIX) emergió la máquina de vapor y su aplicación en la industria textil, minera y del transporte. Aparatos como la Spinning Jenny y el telar mecánico multiplicaron la productividad al automatizar el hilado y tejido, mientras el martillo de vapor y el convertidor Bessemer transformaban la siderurgia.

El paso al uso masivo de electricidad consolidó fábricas modernas con motores eléctricos impulsando cadenas de montaje. La división del trabajo se agudizó, y al mismo tiempo surgieron las primeras resistencias obreras, encarnadas por los luditas, que veían amenazadas sus fuentes de empleo.

Principios del siglo XX, bajo el modelo fordista, la línea de ensamblaje de Henry Ford alcanzó nuevos niveles de productividad. Cada trabajador repetía tareas específicas mientras la cinta transportadora movía el producto, reduciendo costes y dando paso a la producción en masa.

Durante las décadas de 1920 a 1950, la electrificación y la lógica de relés facilitaron un control más sofisticado. En 1959 apareció la primera máquina controlada por ordenador mediante un sistema de cableado, marcando la transición a la automatización electrome-cánica.

La tercera Revolución Industrial, de 1960 a 1980, introdujo circuitos integrados, PLC y CNC, permitiendo programar líneas de producción y operar máquinas herramienta con gran precisión. Sensores y sistemas de control distribuido optimizaron tareas complejas, reduciendo la intervención humana directa.

A partir de los años 70–80, la robótica industrial se masificó en industrias como la automotriz y la siderúrgica. Robots dedicados a soldadura, pintura y ensamblaje ofrecían altísima precisión y repetibilidad, cambiando la fisonomía de los talleres.

Desde 2010, la Industria 4.0 integra sensores, IoT, big data, robótica avanzada e inteligencia artificial para crear fábricas inteligentes. Estos centros pueden ajustar la producción en tiempo real, implementar mantenimiento predictivo automatizado y optimizar toda la cadena de valor.

Motores económicos y tecnológicos

El aumento de los costes laborales de mano de obra poco cualificada impulsa a las empresas a invertir en automatización. Un 1% más de salario en estos perfiles se traduce en un aumento de 2–4% en patentes de maquinaria automatizada.

Por otro lado, los trabajadores altamente cualificados suelen beneficiarse de tecnologías que los complementan, lo que modera la sustitución laboral en sectores especializados.

  • Electrificación y motores eléctricos para impulsar máquinas.
  • Electrónica y circuitos integrados que abaratan el control digital.
  • PLC, CNC y sistemas digitales de control reprogramables.
  • Sensores y visión artificial para robots “perceptivos”.
  • IoT y computación en la nube para conectar plantas globalmente.

Automatización, robots y empleo: datos y casos

Los informes internacionales dibujan un panorama de transformaciones profundas en el mercado laboral. Según el Foro Económico Mundial, para 2027 se estima que el 42% de las tareas estarán automatizadas, provocando tanto destrucción como creación de empleos.

Esta dinámica no implica desaparición total del trabajo, sino desplazamiento y reconversión. Sectores como análisis de datos, transición verde y mantenimiento de sistemas se expanden, absorbiendo parte de la fuerza laboral desplazada.

Impacto en el empleo y la economía

La automatización influye en el crecimiento económico al aumentar la productividad y reducir costes unitarios. Sin embargo, genera desigualdades regionales y sectoriales, beneficiando a territorios con mayor capacidad tecnológica y penalizando zonas dependientes de industrias tradicionales.

La presión competitiva global lleva a las empresas a adoptar tecnologías que reduzcan tiempos muertos y errores. A largo plazo, la expectativa es que la automatización eleve los niveles de vida, siempre que se implementen políticas de formación y protección social.

Efectos sociales y políticos

El avance de robots y sistemas inteligentes plantea debates sobre la redistribución de la riqueza generada. Sin una redistribución adecuada, la brecha entre ricos y pobres podría ampliarse, creando tensiones sociales.

En el plano político, surge el concepto de renta básica universal para asegurar un nivel mínimo de ingresos cuando los empleos tradicionales mengüen. Asimismo, el acceso a la educación continua se vuelve un pilar para la igualdad de oportunidades.

Escenarios de futuro

Frente a la creciente automatización, el futuro ofrece varios posibles caminos. El reto principal será armonizar el avance tecnológico con el bienestar colectivo y la sostenibilidad.

  • Modelo inclusivo: políticas públicas robustas, formación permanente y redistribución de rentas.
  • Desarrollo sostenible: fábricas verdes, economía circular y automatización para reducir residuos.
  • Economía basada en la innovación: foco en I+D, servicios de alto valor añadido y colaboración humano-máquina.

Para aprovechar al máximo el potencial de la automatización, es clave fomentar la colaboración entre gobiernos, empresas y trabajadores. Solo así se podrá construir un entorno donde la tecnología y las personas crezcan de la mano.

En última instancia, la automatización no es un fin en sí misma, sino un medio para elevar la productividad y la calidad de vida. Su éxito dependerá de nuestra capacidad para adaptarnos, aprender y diseñar políticas que distribuyan equitativamente sus beneficios.

Referencias

Fabio Henrique

Sobre el Autor: Fabio Henrique

Fabio Henrique