Durante décadas, el Producto Interior Bruto ha sido la brújula de las políticas económicas, pero su limitada visión exige un cambio urgente.

Problemas y límites del PIB

El PIB mide el valor monetario de todos los bienes y servicios producidos en un país durante un período determinado. Sin embargo, muestra no distingue actividades beneficiosas de las perjudiciales, pues incluso la reconstrución tras un desastre hace crecer sus cifras.

Este indicador ignora la distribución de la riqueza, el nivel educativo de la población y la salud pública. Tampoco considera la calidad ambiental ni la equidad de género, aspectos fundamentales para un progreso auténtico.

• Puede crecer mientras desciende el bienestar social.
• No incorpora la sostenibilidad del crecimiento a largo plazo.
• Desprecia el capital humano y el capital social.

Contexto internacional y urgencia de cambio

La dependencia del PIB en la arquitectura financiera mundial influye en criterios de ayuda oficial, alivio de deuda y financiamiento. Esto perpetúa políticas que no garantizan ni el desarrollo sostenible ni el bienestar integral.

En foros como la Cumbre del Futuro de la ONU, líderes globales discuten búsqueda de métricas alternativas alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Existe consenso en la necesidad de un pacto global que reoriente la medición del progreso.

Indicadores alternativos y sus dimensiones

Existen varios índices que ofrecen una mirada más amplia y profunda del bienestar:

Cada uno de estos enfoques aporta dimensiones esenciales para comprender el bienestar humano y la sostenibilidad.

Ejemplos y datos clave

Dos países con crecimiento sostenible del PIB pueden experimentar resultados muy distintos en calidad de vida. El Informe de Desarrollo Sostenible 2024 revela que la brecha en desempeño entre naciones de renta alta y baja ha aumentado desde 2015.

Un caso inspirador es Cabo Verde, que entre 1991 y 2015 mantuvo un crecimiento del PIB cercano al 6,9% anual, mientras redujo el desempleo y mejoró indicadores de salud y educación. Estos logros demuestran que desarrollo sostenible e inclusión social pueden caminar juntos.

En contraste, economías voluminosas basadas en el PIB muestran altos niveles de desigualdad y contaminación, evidenciando que la riqueza agregada no siempre se traduce en bienestar.

Llamado al cambio de paradigma

Es momento de redefinir el éxito de las naciones: bienestar humano, la equidad y su capacidad para enfrentar crisis globales deben ser el nuevo estándar. Para ello, propondremos:

• Incorporar índices alternativos en políticas públicas y presupuestos nacionales.
• Fomentar la recopilación de datos fiables sobre sostenibilidad y equidad.
• Reformar la arquitectura financiera internacional para premiar el progreso social.
• Incentivar la responsabilidad social corporativa y la innovación de impacto.

Retos y futuro de las métricas globales

La transición hacia modelos multidimensionales enfrenta obstáculos significativos:

• Resistencia política y visiones tradicionales ancladas en el PIB.
• Falta de consenso metodológico y datos homogéneos a nivel mundial.
• Necesidad de fortalecer instituciones y capacidades estadísticas.

Superar estos desafíos requiere colaboración estrecha entre gobiernos, organizaciones internacionales, sector privado y sociedad civil. Solo así se logrará un sistema de medición verdaderamente integrador.

En última instancia, medir el progreso más allá del PIB no es una cuestión técnica: es un imperativo ético. Al adoptar indicadores que reflejen la salud, la educación, la equidad y la sostenibilidad, construiremos un futuro en el que el crecimiento económico sea tan solo una parte de una historia mucho más enriquecedora.